domingo, 16 de septiembre de 2007

La Familia Burrón



Aunque se han hecho homenajes y se ha repetido miles de veces que Gabriel Vargas es el principal creador y artista de la historieta en México; y a pesar de que han existido reconocimientos y muestras en museos, reediciones, compilaciones, revisiones y demás actividades, no creo que hablar “otra vez” de Gabriel Vargas sea algo ocioso de mi parte y no creo que sea una pérdida de tiempo. Si diferentes autores de crónica o de historia del arte han mencionado el nombre de Vargas, ¿por qué no podría yo hablar de uno de los personajes con mayor influencia en la Historia del Cómic? Yo, que pretendo ser especialista en el tema, yo, que me alegro de saber que no sólo existe el Manga y los Superhéroes, ¿por qué no habría de hablar de La familia Burrón? Así que con toda la libertad que me permito Hoy les recomendaré esta serie de historietas, creación del genio del cómic en México. Si en el arte del grabado tenemos para siempre a José Guadalupe Posada, yo creo (y sin temor a equivocarme) que lo relativo en el cómic es sin duda alguna Gabriel Vargas.

Seguramente, y espero no errar, todos hemos leído al menos Uno de los ejemplares que se venden cada quince días en los puestos de periódicos de La Familia Burrón. Si ninguno de ustedes lo ha hecho por…digamos “vergüenza”, o por “el qué dirán” pues créanme que se han perdido de mucho, por que leer al menos una de las historias de Gabriel Vargas es un placer. Dejemos un poco el mensaje y la tendencia que todos buscamos en toda expresión artística (tendencia política, por que ya ven que en México si no se tiene tendencia política “No se es”….no comments!!!), dejemos el prejuicio del dibujo espectacular y de doble página, dejemos la manía de buscar colores hechos con computadoras y sumerjámonos en la época en la que la inocencia y lo básico eran lo que atraía al público, a la masa a todos los aventureros y experimentadores.
Sumerjámonos en el mundo de Vargas, que apenas con unos cuantos trazos sencillos y firmes nos describe un México que reconocemos por pequeños detalles; describe con ojo crítico y cómico todos los tipos mexicanos..desde el citadino más defeño, hasta el pueblerino más rascuache que pueda haber.
Con una cantidad enorme de personajes que se conectan por miles de razones, el México de Vargas es un mundo que vive y goza de los imposibles y el absurdo que nos hace pensar en realidades obvias. El mundo de Gabriel Vargas nos muestra la pobreza extrema del que come sopa de periódicos con un poco de tierra para darle sabor hasta el mundo del rico también extremo que destapa corchos de botellas de champagne del tamaño de un ser humano normal; nos muestra el sórdido mundo de los ladrones que se quieren regenerar a pesar de las acusaciones que todos le achacan, hasta el cómico mundo del “niño bien” superdesarrollado y sus excesos. Podemos visitar pueblos en los que los diputados charros se balacean contra los habitantes de pueblos tan dejados de la mano de Dios que comen alacranes y víboras; podemos ir al ocioso mundo de los poetas bohemios que son mantenidos por madres ejemplares, hasta la más fantástica de las historias de vampiros casados con muertos vivientes; visitaremos el mundo de los pepenadores que abandonan a sus hijos por seguir “vacilando” en las pulquerías; veremos el mundo de una niña genio que carga un enorme “Tololoche” y que a veces se digna a tocar música junto a un grupo de niños músicos; veremos el mundo del pobre peluquero que tiene que hacer lo imposible para darles de comer a sus hijos y a su fantasiosa, quijotesca, desquiciada y estrafalaria esposa (la ultrafamosa Borola Tacuche de Burrón).




El mundo de Vargas es un mundo extraordinariamente fascinante y deslumbrador, realmente es el mundo y el México que tal vez nos gustaría vivir. A veces, en las historias de Gabriel Vargas podemos ver alguna que otra crítica política y algún evento que nos hace recordar que no es un mundo tan alejado de nuestra realidad. Notable la serie de La Familia Burrón durante los años ochenta en la que nos describe un Distrito Federal con edificios destruidos o cuarteados debido a los temblores del 85. Notable también la serie de historias que en los años noventa nos recordaban los fraudes y demás actividades políticas del México real. Afortunadamente, nunca se ha dejado llevar por el ritmo político del país y sigue siendo una interpretación de un país…tan alejado del Cielo y tan cerca de Estados Unidos.

Si es posible que consigan los números de La familia Burrón de los años 50 y 60, reciban mi más cordial envidia. Si pueden leer los que se publicaron en los años 70 están ante verdaderas joyas de la historieta mexicana..guárdenlos si lo tienen por que tienen un valor único y son verdaderamente un testamento de lo que fue México en esos años. Si leen los de los años 80 (cosa sencilla por que afortunadamente Editorial Porrúa sacó a la venta una colección de las historietas editadas durante esos años) están ante las más grandes fantasías descabelladas de Vargas y su mundo maravilloso. (Tenemos a Gabriel Vargas!! ¿Por qué nos dejamos llevar por Disney?? Qué estúpidos somos a veces!!).

Lean La familia Burrón y aprecien de verdad ese trabajo del mayor de los Genios que ha dado el Siglo XX. Lean cualquiera de sus historias y busquen más de esas historietas por que no es una pérdida de dinero ni de tiempo, es una forma de cultivarse de la cultura y folclor mexicano de lo cual nos queda muy poco ya…(por que ya los chinos nos están invadiendo incluso con Artesanía mexicana Made in China). Disfruten de una verdadera Historieta Mexicana y digan con orgullo: “Sí, conozco a todos los personajes de La familia Burrón, así como conozco a los de los Simpsons”. Si queremos recuperar nuestros valores artísticos, empecemos con los que son en apariencia pequeños, para así poder saber qué es lo verdaderamente grandioso.

¡¡Viva la familia Burrón!!

¡¡Larga vida a Gabriel Vargas!!



IRAM de la Rochefoucault

1 comentario:

luz dijo...

Y bueno..La familia Burrón. Para alguien que creció leyendo un buen número de todas las historietas que abundaban por la década de los 60s (y que venían de antes) y que desde ahí se asumió adicta consumidora de los llamados "cuentos" (que así se conocían entre la familia) decir la familia burrón sería tanto como decir "la biblia" para un teólogo dedicado (aquí debería añadir, tal vez, con toda la correción y solemnidad debida: "toda proporción guardada" pero no, no hay porque..) Ávida seguidora de las crónicas urbanas (y no) de Chava Flores, de corridos campiranos interpretados con el irónico tono norteño del Piporro, de las décimas geniales de los jaraneros veracruzanos; el tono realista, irreverente, de humor delirante hasta el absurdo de las historietas de Gabriel Vargas hace que sea referencia obligada en todo momento dentro de los pilares de la poca, mucha o ninguna cultura que poseo. No hay ocasión, situación, personaje y/o anécdota personal que no pueda ser explicada, recreada, ilustrada, por alguna de las historias que don Gabriel ya interpretó en sus historietas. Ismael Rodriguez, Alejandro Galindo, Arturo Ripstein, Jorge Fons, Felipe Cazals entre otros, han tomado también la anécdota del personaje de barrio y han llevado al cine situaciones basadas en la vida cotidiana del mexicano. En algunas ocasiones con el humor medio ácido y negro que esto conlleva, y han logrado también trabajos muy relevantes al retratar con la mayor fidelidad la psicología de ese mundo nacional del que se suele decir: si Kafka hubiera nacido en México, sería un costumbrista. Sin embargo, creo que nadie como Gabriel Vargas (y en su caso Chava Flores) han sido "retratistas" tan fieles de toda esa galería, no de personajes tanto como de psicologías, que por ser de esa manera tan auténtica, objetiva y "real" le han llevado a ser éxito desde que salió a la luz hasta nuestra época en que han venido a ser objetos de culto (merecidamente) por varias generaciones. Vaya pues entonces también mi admiración (de siempre) reconocimiento, y risas siempre para esa historieta, orgullosamente mexicana, genial, entrañable e inmortal que es LA FAMILIA BURRON.
Saludos,
Luz.