domingo, 9 de mayo de 2010
Un tiempo para los caballos borrachos (Zamani Barayé Mastia Asbha)
Las películas iraníes de los últimos tiempos han utilizado pocos recursos y actores infantiles para crear historias muy entretenidas y con propuestas interesantes. Realmente presentan la vida de sus comunidades, así como sus costumbres, cosa que para nosotros, ajenos a sus tradiciones, resulta muy extraño y exótico.
Esta película muestra algunos aspectos del modo de sobrevivir de los niños del Kurdistán, el del tráfico de objetos de contrabando entre las fronteras de Irán e Irak. Por supuesto, para añadir dramatismo al asunto (que en sí ya es dramático) el director se centra en la vida de una de tantas familias en las cuales los niños actúan para sus propios hermanos como padres y madres, y si a eso le incluimos la discapacidad mortal de uno de los miembros y la pérdida del padre por una de las tantas minas plantadas en el territorio iraní y además de los riesgos de ser parte de un grupo de contrabandistas en territorios en pie de guerra; en fin la historia es un drama total y absoluto en el cual la supervivencia es ya cosa natural en estos grupos de personas que parecen abandonados por sus propios compatriotas.
Es una película que roza en el documental, la descripción de situaciones de pobreza extrema, así como de una crisis social inexplicable para nosotros es totalmente realista y en cierto momento no sabemos si lo que nos muestra el director son actuaciones o simples actos cotidianos del pueblo kurdo.
Muy buena película, una fotografía poética, una dirección que no se sabe si es realmente planificada o afortunadamente precisa, ya que hay que insistir que entre las actuaciones y entre los actos naturales de la comunidad kurda no hay una diferencia notable.
Buen filme, dirigido y escrito por Bahman Ghobadi, las actuaciones van de parte de Ayoub Ahmadi, Rojin Younessi, Amaneh Ekhtiar-dini que en el colmo del realismo ni siquiera actúan como personajes en sí y no usan nombres ficticios sino sus propios nombres. País de origen Irán, año 2000.
Película para reflexionar, para observar y para gustos exquisitos. De fácil comprensión y entretenida. Para todo público y para aquellos que hayan disfrutado con películas como Turtles can Fly (Las tortugas pueden volar).
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