En búsqueda de lecturas poco
comunes parece que estoy invadido, o más bien esas lecturas me buscan a mí y
siempre me encuentran. Sí, definitivamente es un libro viejo, muy viejo, sobre
todo porque para el autor la segunda guerra mundial estaba en pleno y la vivía
en ese momento en que terminó de escribir las últimas líneas de este libro.
Sí, es un muy bonito libro sobre
la vida de Paris durante los años de posguerra (de la primera guerra, claro
está) y los años anteriores a la segunda guerra. Una serie de anécdotas sobre
personajes diversos y típicos de esa Francia, de ese París que parece que nunca
cambia ya que esos personajes, a pesar del tiempo en que vivieron son
exactamente iguales a los del París actual, curioso detalle. Pero no por esto
es un libro aburrido, al contrario, es un libro sobre cómo es ser parisino,
cómo es vivir en París, cómo son esos personajes, cómo no han cambiado, como se
han en cierto modo estereotipado los parisinos; es una ventana a un mundo que
se niega a cambiar, a un pueblo que no niega ni quiere negar sus costumbres y
tradiciones, y qué bien. Pero detengámonos un momento e imaginemos cómo era ese
París de los años 20, 30 del siglo XX, esas calles que no han cambiado, esas
personas que tampoco han cambiado, esas costumbres sencillas que han cambiado
ligeramente, la vida común, la vida de las personas comunes y corrientes, no la
de los grandes ricos y poderosos sino la de los trabajadores, la gente de la
ciudad, no esos románticos pillos que se salen con la suya a base de
triquiñuelas como los personajes de Victor Hugo; sino la gente que trabaja y se
gana de manera honrada la vida, la gente simple, ni ricos ni extremadamente
pobres, sino gente, simplemente gente. De eso hablan este libro, de eso nos
habla el autor con un estilo muy sencillo, de hecho es tan simple que casi nos
parece que nos adentramos en la plática de algún establecimiento, un café o bar
de cualquier sitio en París, así, con esa cierta falta de poesía. No, no es un
libro poético con grandes frases y momentos de metáforas mágicas, tampoco es
una fría descripción de costumbres, es simplemente un personaje común en medio
de personajes comunes que nos van contando sus vidas; es entrar a una calle de
París, ver, observar, convivir y saber los chismes y habladurías cotidianas, es
saber lo que pasa con el vecino de enfrente, con el tendero, con la hija de la
casa de allá, con la mujer esa que vive de manera extraña, con la familia
aquella que tiene ideas políticas extravagantes, etc. Eso este libro; un
anecdotario de una calle típica de París de los años 20 a 40 del S XX.
La última vez que vi París; de
Elliot Paul (no confundir con Paul Elliot), es un libro viejo, muy viejo, la
edición para México es de 1943 bajo la editorial Nuevo Mundo, ignoro de verdad
si existen ediciones nuevas, probablemente, pero es de ese tipo de libros raros
que sólo buscándolos se pueden encontrar o de esos que te encuentran a ti por
diversas y variadas razones.
Un libro curioso, ameno y
entretenido; mucho muy entretenido, de esos libros que pueden servir para
cuando se va uno de viaje. Hermoso libro, lástima que tan poco conocido, es más
conocida la canción que lleva el mismo nombre y de donde salió el título de
este escrito.
Muy recomendable para buscadores
de curiosidades casi incunables.
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