A veces los libros nos llaman, a veces los personajes
también nos dicen: “sígueme”, quizás muchas veces esos personajes ni siquiera
los habíamos tomado en cuenta, tal vez los conocíamos por una obra, por un
tema, por una referencia pero quizás no habíamos reparado en su existencia, en
su vida y en las lecciones que nos pueden dar sobre: comportamiento, forma de
ver la vida, acciones o simplemente por que es un alma que nos llama porque
quizás, románticamente, nos llama como su igual, como su alma gemela de otros
tiempos.
Sí, definitivamente a veces las empatías del alma con las almas idas,
con las almas de grandes personajes desaparecidos nos pueden dar muchas
lecciones y muchas rutas u opciones de vida.
La vida de Voltaire no es precisamente la vida que muchos
seres humanos podrían tener o igualar, de hecho la vida de este gran
dramaturgo, filósofo, ensayista, cronista e ironista, además de enciclopedista
es la de esos seres que son como, seres tocados por el dedo de deidades
antiguas y sabias; son humanos que parece que fueron dotados de todas las
bendiciones intelectuales y sociales, aunque con sus subidas y bajadas
dramáticas, por qué no decirlo, y con fracasos que suenan aún hoy día, pero
como se dice por ahí: los fracasos de los grandes pueden hacer que las
consecuencias duren siglos enteros.
Voltaire, tal vez el nombre suene tan lejano hoy día, tal
vez sus escritos sean cosa desconocida, pero su pensamiento es universal y por
lo tanto fuera del prejuicio del tiempo porque algunas veces las ideas son
eternas y simplemente cambian de vestimenta y de modo de interpretarse pero, el
ser humano será siempre igual, o al menos así lo veía Voltaire, sí vivió como
hombre de su época, vistió a la moda que se le imponía, conoció a los
personajes que debía conocer todo aquél que lograba notoriedad, supo hacerse de
grandes amistades pero de terribles enemigos (estos últimos a montones), y pudo
hacerse legendario en vida; tan legendario que parece imposible que haya podido
sobrevivir a tanto que hizo y conoció, pero así fue, su vida, tanto como sus
escritos abarcan tanto que es casi imposible registrarlo en un solo libro pero, el autor de este título
lo logra y de manera ágil y entretenida y cómo no lograrlo si el personaje en
sí es simplemente fascinante, basta con leer una sola obra para querer leer
más.
Voltaire; por David Federico Strauss; traducción del alemán
por Luís del Monte, Editorial Grijalbo, Colección Biografías Gandesa, México,
1958.
Si conocen la obra de Voltaire sí, sí querrán conocer la vida
de Voltaire, y si no han leído alguna obra de este autor cuando lean esta
biografía querrán a como de lugar leer lo que hizo este interesantísimo y
peculiar personaje.
Y sí, un buen ejemplo de cómo debe escribirse una biografía,
simplemente un excelente libro.
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